5 PARASHÁT JAYÉ SARÁH (Porción “Las Vidas de Sara”) Bereshít (Génesis) 23:1 - 25:18 - 𝕂𝕗𝕚𝕣 𝔹𝕖𝕟 𝕐𝕖𝕙𝕦𝕕𝕒𝕙

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miércoles, julio 26, 2023

5 PARASHÁT JAYÉ SARÁH (Porción “Las Vidas de Sara”) Bereshít (Génesis) 23:1 - 25:18

 


Resumen de la Parasháh

La madre nuestro pueblo, Saráh, muere a los 127 años de edad, y su esposo Avrahám la entierra en la cueva de Majpeláh. Como Avrahám sabe que ese es el lugar donde están enterrados Adám y Javáh está dispuesto a pagar la exorbitante suma que su dueño, Efrón el Hitita, le pide. La responsabilidad de encontrar una mujer adecuada para Itzjáq cae sobre Eli’ézer, el fiel siervo de Avrahám, quien va a buscarla de entre la familia de Avrahám y no entre los kena’aním.

Eli’ézer viaja a Arám Naharaim, a la ciudad de Najor, y ruega a Dios que le envíe una señal por la cual pueda reconocer a la mujer destinada para Itzjáq.

Al atardecer, Eli’ézer llega a un pozo para dar agua a sus camellos y allí se encuentra con Rivqáh (Rebeca) a quien pide que le dé agua para beber. Rivqáh no solo le da agua, sino que saca del pozo suficiente agua para sus diez sedientos camellos (¡500 litros!). Esta gran generosidad, hace que Eli’ézer comprenda que ella es la mujer adecuada para ser la esposa de Itzjáq y la madre del Pueblo Judío. Itzjáq lleva a Rivqáh a la tienda de su madre, se casa con ella y la ama. Este amor le consuela de la muerte de su madre Saráh.

Avrahám se casa de nuevo con Hagár, que toma ahora el nombre de Keturáh, lo que indica que mejoró su carácter. Keturáh tiene otros seis hijos, a los que Avrahám manda a la región Este, colmados de regalos.

Avrahám se muere a los 175 años de edad y es enterrado junto a Saráh en la Cueva de Majpeláh.

Comentario a la Parasháh

“La vida de Saráh fueron cien años, veinte años y siete años” (23:1)

Dice el viejo refrán: “La juventud se desperdicia con los jóvenes”.

Cuando la persona es joven, es bendecida con agilidad de mente y de cuerpo, pero también se ve acosada por las inseguridades y la inmadurez propias de la juventud. Cuando la persona envejece, la experiencia que le da la vida le posibilita una perspectiva que puede conducirlo a la sabiduría. Sin embargo, el cuerpo ya no cuenta con la fuerza de la juventud.

No obstante, Saráh fue bendecida con absoluta madurez espiritual y emocional siendo aún una niña, e inclusive en su ancianidad conservó su fuerza física y su agilidad mental.

“La vida de Saráh fueron cien años, veinte años y siete años”. El versículo utiliza la palabra “años” en forma aparentemente redundante. En forma más breve la Toráh podría haber escrito así: “La vida de Saráh fueron ciento veintisiete años”. El Sabio Rashí dice que la repetición de la palabra “años” es para que sepamos que cada año de la vida de Saráh fue del mismo valor. Cuando tenía cien años era como si siguiera teniendo veinte en el sentido de que cuando tenía cien años seguía poseyendo todas las ventajas de la juventud. Y cuando tenía solamente veinte años ya tenía la sabiduría de una mujer mayor.


Parashát Jayé Saráh_Con Kfir Ben Yehudáh



Café Toráh_Con Kfir Ben Yehudáh





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Qiri'át Arbá
Jevrón - Israel_Con Kfir Ben Yehudáh

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